Para García y Delval (2010), puede definirse en ocasiones como una segunda luna de miel en la pareja, ya que ambos integrantes vuelven a pasar mucho tiempo juntos, reconocerse, valorarse y disfrutar de su mutua compañía. El tema de la salud cobra relevancia en la adaptación hacia esta etapa, y dependerá del estilo de vida que la pareja haya tenido. En este punto, pueden presentarse situaciones satisfactorias o de desengaño para la pareja (Melgosa y Melgosa, 2006). Por ello, es importante que ambos puedan renegociar su relación, mediante el planteamiento de nuevos objetivos, roles y actividades que cada uno llevará a cabo, así como un replanteamiento sobre cómo será su relación en pareja y con los amigos, entre otros.
Por su parte, Clavijo (2002) conjunta las etapas de contracción y jubilación, y las ubica entre la salida del hogar del primer hijo y antes de la muerte del primer integrante de la pareja. En este periodo, la pareja atraviesa por el envejecimiento, posibles enfermedades, nuevos proyectos de actividades y ocio, la pareja se convierte en abuelo y abuela (Tavera y Rodríguez, 2010), y el afrontamiento de la muerte de amistades generacionales.