En condiciones experimentales, se crea una cierta contingencia de nivel confiable, es decir, se le puede dar comida al animal cada vez que presiona una palanca o, dependiendo del programa, cada que la presiona cierto número de veces, entre otras opciones. No obstante, en relación con el aprendizaje común, el ambiente no siempre está controlado. Por ejemplo, cuando se utiliza la computadora en un procesador de textos, sabes que al presionar la combinación de teclas “Ctrl” y “B”, te aparece la opción “Buscar”, y siempre que presionas estas teclas al mismo tiempo, obtienes lo mismo. Sin embargo, imagina que la computadora se actualiza y se cambia a idioma inglés. Entonces, decides presionar la combinación “Ctrl” y “B”, pero obtienes como resultado escribir en negritas, ya que la opción “Buscar” se habilita con la combinación “Ctrl” y “F”. Por lo tanto, la contingencia R-E puede hacer que una conducta se aprenda o no.

La contigüidad se refiere a la extensión del intervalo entre la respuesta y el estímulo (reforzador o castigo). Cuanto más corto sea este intervalo, el aprendizaje será más rápido; en programas de condicionamiento retardado, por ejemplo, hay más tiempo para que se dé una mayor cantidad de conductas, por lo que el sujeto no lograría discriminar con facilidad la conducta meta.

Las características o cualidades de la conducta a modificar influyen en el aprendizaje; por ejemplo, aprender a caminar en una viga de equilibrio es más fácil que aprender a hacerlo sobre una cuerda floja.

Asimismo, la precisión con que se ejecuta la respuesta varía en función de los rasgos de ésta.