El primero de ellos fue Thorndike, quien trabajó con pollos, perros y gatos. Su principal experimento consistió en colocar a un gato en una caja en la que se requería realizar un movimiento específico para liberarse, mientras que a un segundo gato lo colocó en una jaula próxima para que visualizara la conducta del primero. En las primeras conclusiones se evidenció que el segundo gato, a pesar de haber visto al modelo realizando el movimiento, éste pasó por el mismo proceso de aprendizaje.


Experimentos de Thorndike con gatos

Tres décadas después, Warden continuó los experimentos que Thorndike había iniciado convencido de que los animales podían aprender viendo a otros. Sus experimentos fueron cuidadosamente controlados, lo que daba resultados positivos, incluso en cada ensayo, los observadores eran cada vez más rápidos.


Experimentos de Warden

Los experimentos en animales fueron la base para el trabajo de muchos otros autores, tales como Albert Bandura, quien en una investigación sometió a dos grupos de niños a dos dilemas morales, uno de estos grupos previamente escuchó historias en las que se debatían dichas situaciones morales teniendo la oportunidad previa de reflexionar sobre estos juicios. Como conclusión, se obtuvo que el grupo que fue sometido a las historias previas tuvo una mejor ejecución al momento de encontrarse en las situaciones de dilema moral. Este tipo de estudios demostraron la importancia del aprendizaje vicario en el desarrollo infantil.


Experimento moral con niños